Gilly recordó los años del auge del litio, que atrajo la mayor parte de las inversiones, y planteó la necesidad de ajustar las expectativas al contexto actual —en gran parte condicionado por factores externos— sin perder la esperanza de retomar la senda de expansión.

Según el dirigente, Salta cuenta con un vasto potencial minero y diversificado —oro, litio, cobre, plata y boratos— fortalecido en los últimos cinco años gracias a múltiples proyectos en diversas etapas. Pero añadió que ese impulso solo puede mantenerse con condiciones macroeconómicas favorables, muchas de las cuales están fuera del control provincial.

Gilly detalló que 2024 fue un año crítico: finalizadas las plantas de Eramine, Ganfeng y Posco, no hubo nuevos proyectos constructivos, lo que redujo la actividad, la contratación de proveedores y la generación de empleo. Sin embargo, celebró el reinicio de iniciativas tanto en exploración como en construcción, fundamentales para reactivar el sector minero salteño.

Sobre los desafíos logísticos, el presidente de la Cámara subrayó la persistente carencia de infraestructura vial en la Puna, especialmente en la ruta nacional 51. Describió que, pese a los esfuerzos concretos de mantenimiento de la ruta 27 —resultado de convenios vigentes entre empresas y autoridades—, la situación aún requiere una solución estructural. Resaltó que las conversaciones con el gobierno provincial y REMSA están encaminadas a diseñar un plan que garantice caminos en buen estado para las comunidades locales y la actividad minera.