Los minerales del futuro: qué demandará el mundo al 2035 según McKinsey
El mundo se prepara para una transformación profunda en la industria de los materiales. Según el informe Global Materials Perspective 2025, elaborado por McKinsey & Company, la demanda de minerales del futuro como el litio, el cobre, el níquel y las tierras raras marcará la agenda industrial hacia 2030 y 2035.
La consultora estima que más del 50 % del crecimiento de la demanda de materiales en la próxima década estará vinculado a la transición energética y la digitalización, con un fuerte impulso de sectores como la electromovilidad, la inteligencia artificial y la infraestructura eléctrica.
Un nuevo ciclo minero global
El año 2024 marcó un punto de inflexión: la industria de materiales registró una contracción del 6 % en sus ingresos, hasta los US$ 3 billones, debido al descenso del carbón térmico y el acero. Sin embargo, el oro, el cobre y el aluminio mantuvieron márgenes positivos, y la rentabilidad global alcanzó los US$ 700.000 millones.
McKinsey señala que se reconfigura el valor dentro de la cadena minera: los metales base ganan protagonismo frente al carbón y el acero, mientras que los minerales vinculados a la transición energética se convierten en el nuevo motor de rentabilidad.
La concentración del suministro aumentó entre 3 y 5 puntos porcentuales en los últimos cinco años, tanto en minería como en refinación. Al mismo tiempo, se afianza la nacionalización de recursos, con países como Indonesia, Zambia y Gabón limitando exportaciones para fomentar la industrialización local.
Demanda sostenida y oferta concentrada
Según McKinsey, el mundo requerirá US$ 4,7 billones de inversión y 270 gigavatios adicionales de energía para satisfacer la demanda de materiales hasta 2035.
El litio liderará el crecimiento con una suba del 14 % anual, seguido por el níquel (5 %), las tierras raras (6 %), el cobalto (4 %) y el cobre (2 %). En contraste, el hierro, el carbón metalúrgico y los metales del grupo del platino se mantendrán estables o en retroceso.
Además, dos nuevos focos de consumo se suman al escenario: la industria de defensa, que podría absorber hasta el 8 % del cobre mundial hacia 2030, y la infraestructura digital, impulsada por los centros de datos y la inteligencia artificial.
China concentró el 36 % de los nuevos proyectos mineros y de refinación en los últimos cinco años. Aunque el 60 % de las reservas de cobre, litio y tierras raras están fuera de los tres principales productores, la falta de infraestructura y marcos regulatorios limita su desarrollo.
En este contexto, Sudamérica se consolida como región clave, con Chile, Argentina, Perú y Brasil entre los principales actores del nuevo mapa de suministro.
Precios altos y costos crecientes
La expansión de la capacidad minera dependerá de precios sostenidamente elevados. Las minas enfrentan leyes más bajas, mayores costos laborales y demandas ambientales crecientes. McKinsey proyecta que el percentil 90 de costos (C90) continuará en aumento hasta mediados de la próxima década.
Sin embargo, la consultora anticipa un “rebote de productividad” basado en automatización, inteligencia artificial generativa y nuevas tecnologías de extracción, como la extracción directa de litio (DLE) y la lixiviación de sulfuros primarios.
El desafío más grande será el talento humano: entre 2011 y 2021, los graduados en minería cayeron 75 % en Australia y 40 % en Estados Unidos. Para 2035, se requerirán unos 350.000 nuevos profesionales en geología, metalurgia y automatización.
Sostenibilidad con foco realista
Si bien las metas de carbono cero se mantienen, su implementación avanza con mayor cautela. Un tercio de los proyectos de acero verde en Europa fueron suspendidos, mientras que la producción de carbón térmico alcanzó un récord de 8 gigatoneladas en 2024.
Las “primas verdes” aún no logran precios diferenciales que impulsen nuevas inversiones, por lo que la descarbonización depende en gran parte de regulaciones. Aun así, crecen los esfuerzos en reciclaje, trazabilidad y economía circular, especialmente en baterías, zinc y aluminio.
Las estrategias sostenibles que logren escalar con bajo costo operativo serán las más competitivas frente a aquellas que dependan de subsidios o sobreprecios.
Claves hacia 2035: diversificación, eficiencia y escala
McKinsey identifica tres ejes para la minería global del futuro:
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Diversificación de la oferta, con nuevos proyectos en Sudamérica, África y Canadá.
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Incremento de la productividad, mediante automatización y energía limpia.
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Desarrollo sostenible de bajo costo, evitando depender de subsidios o primas verdes.
La evolución tecnológica incluye también baterías de sodio-ion, motores eléctricos sin tierras raras y la posibilidad de minería submarina en la zona Clarion-Clipperton del Pacífico, aunque con incertidumbre regulatoria.
Sudamérica y Argentina: reservas estratégicas en el nuevo orden minero
Sudamérica alberga más del 30 % de los recursos globales de litio, con Argentina y Chile a la cabeza. Perú y Chile dominan el cobre, y Brasil suma peso en níquel, bauxita y manganeso.
El triángulo del litio (Argentina, Bolivia y Chile) podría abastecer el 25 % del suministro mundial hacia 2030, con el norte argentino avanzando en tecnología DLE y en inversiones activas.
McKinsey concluye que el desafío no es geológico, sino político y financiero: la expansión minera dependerá de estabilidad normativa, infraestructura adecuada y sostenibilidad ambiental.
Argentina, con recursos estratégicos y proyectos en desarrollo, está llamada a jugar un papel central si logra convertir su potencial geológico en producción efectiva, valor agregado y desarrollo territorial.